Las ‘rates penades’ vuelven a Gandia

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Espeleólogos del Centre Excursionista de Gandia colaboran con la Generalitat en la protección y censo de los quirópteros

Esperança Costa | Gandia. Font: Levante-EMV.

Este mamífero volador es un aliado natural del ser humano en la lucha contra las plagas de insectos, especialmente de mosquitos. En 2013 se daba por desaparecido en la Cova Xurra o X, en el término de Gandia. Tras el vallado de la cavidad, se ha constatado la recuperación de la colonia y se realizan recuentos con modernas tecnologías gracias a la colaboración de voluntarios.

Como muchos vecinos de Gandia, Javier Terol solía acudir de niño a la Cova Xurra, conocida popularmente como la Cova X, en la ladera norte del Molló de la Creu. Cuando se jubiló hace tres años, este aparejador y funcionario del Ayuntamiento de Gandia reemprendió su afición por la espeleología, se hizo socio del Club Excursionista de la ciudad y volvió a visitar la cavidad. Pero ya nada era igual.

«En los años sesenta, cuando yo tenía 12 años», cuenta Terol, «una gran colonia de murciélagos habitaba la Cova X». «Aquello era espectacular, recuerdo que al anochecer sobrevolaban sobre mi cabeza miles de ´rates penades´». Pero en marzo de 2013 «solo encontré uno en la entrada, y había desaparecido el más de metro y medio de murcielaguina (excrementos) que cubría el suelo». «Es posible», comenta, «que los agricultores de la zona la recogieran para emplearla como estiércol para los campos».

Terol comentó esta circunstancia a su amigo José Andrés Gregori, jefe del Parque de Bomberos de Oliva, que además es técnico de Espeleología, Ingeniero Forestal y licenciado en Ciencias Ambientales. «Se lo comuniqué a la Conselleria de Medio Ambiente», explica Gregori, «que decidió vallar la cueva para evitar que la entrada de personas pudiera afectar al regreso de murciélagos». Además de instalar una valla, la conselleria declaró la cavidad Zona de Especial Conservación (ZEC).

Tres años después, en septiembre de 2016, Terol y Gregori, por encargo de Medio Ambiente, accedieron de nuevo a la Cova Xurra. «Vimos que los murciélagos habían vuelto». «O se trata de una población estable, o solo están de paso para su reproducción», señala Gregori.

Para constatar la recuperación, se necesitaba hacer un censo y determinar la especie, y para ello se tuvo que recurrir a la tecnología más avanzada. Ambos voluntarios, junto a dos técnicos de Medio Ambiente, el 11 de julio se apostaron a la entrada de la cueva con una cámara de infrarrojos y un detector de ultrasonidos. «Sin entrar y sin molestar a los murciélagos», señala Terol, «conectamos la cámara entre las ocho y media y las once de la noche para captar los ejemplares que salían».

Por otro lado, el detector de ultrasonidos, conectado a una aplicación informática, permitió, según Gregori, «captar las señales acústicas que el ser humano no percibe por ser de una frecuencia muy alta, y concretar de qué especie de ´rata penada´ se trata, porque cada especie emite un sonido diferente».

Los resultados de este control todavía no se conocen, ya que en octubre se volverá a realizar otra medición similar para comparar los datos, han confirmado fuentes de la conselleria de Medio Ambiente a este periódico. Porque el seguimiento se debe realizar a principios de verano, en la época de parto, y en octubre, en periodo de celo. También se comprobará el nivel de murcielaguina de la cueva, lo que determinará su permanencia en la cueva.

 

Ratonero y de herradura

Según la conselleria, hasta los años 60 la Cova Xurra era habitada por las especies denominadas ratonero grande y de herradura grande. Posteriormente se detectó la presencia del murciélago de herradura mediterráneo (más pequeño). Pero se presume que la cueva podría acoger ahora dos especies en peligro de extinción, el mediano de herradura y el ratonero patudo.

Su presencia podría relacionarse con la proximidad de la Cova de les Rates Penades de Ròtova, el refugio de murciélagos más importante de la Comunitat Valenciana. Se calcula que entre todas las especies «puede haber 7.000 individuos», según Terol. Declarada ZEC y también Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), su preservación se debe al Centre Excursionista de Ròtova, que la compró para protegerla.
Mientras llega octubre para repetir el censo en la Cova X, Terol y Gregori continuan su voluntariado en defensa de las «rates penades» que habitan en las cuevas de la comarca.

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